miércoles, 19 de diciembre de 2012

Eternos despertares


De noche o de día, ese rinconcito mullido que algunos suelen llamar cama, es un mundo; un espacio que abriga y que no deja de ser un escenario infinito para reinventarse incesantemente en la vida de un ser humano:

Despertares risueños, de días soleados,
Despertares remolones de mañanas lluviosas,
Despertares de ávidas lecturas,
Despertares de mates y bizcochos.

Despertares tediosos, de jornadas interminables,
Despertares de recuerdos que apuñalan el alma,
Despertares solitarios y fríos sin compañía,
Despertares monótonos inundados de lo cotidiano.

Despertares de a dos, con sabor a sábado por la noche,
Despertares de sobrinos que invitan con sus vocecitas a la mesa del domingo,
Despertares de manito de pan que se moja en el tuco de las madres,
Despertares alegres con vida propia.

Despertares dolorosos, con tos y fiebre,
Despertares recordando amores que se fueron,
Despertares reminiscentes con imágenes de los muertos queridos,
Despertares empañados, que se salan con alguna lágrima.

Despertares conscientes de un futuro prominente,
Despertares musicales, que proponen un día alegre,
Despertares de amigos, con palabras de lo vivido una noche atrás,
Despertares con caricias de mujeres sonrientes.

Casi un año de despertares, continuos despertares,
Que proponen otros nuevos y venideros. 

1 comentario:

Bruno Barresi dijo...

Brillante amigo, brillante. No dejes de escribir y regalarnos tu alma. Abrazo enorme loco.