lunes, 26 de septiembre de 2011

Vidala: "Septiembres sin Julio"

El sábado tuve el increíble agrado de conocer un video donde el Dúo Piscitelli - Gómez Saavedra interpretan una vidala de su autoría, creada en homenaje a Julio López, a cinco años de su desaparición.
Sin duda alguna, el tema tiene toda la connotación angustiante y melancólica que el género (y obviamente el fin para el que fue creado) amerita, y por ello van mis aplausos a los músicos. Pero no es menos destacable el trabajo artístico de quien filmó y editó el material audiovisual. Se trata de un amigo, Gustavo Vergara o "El Salta" para los amigotes, quien logró comprender (a mí saber) la carga de reminiscencia que tiene la cuestión, y pudo, sin problema alguno, transportar todo un paquete de sentidos a la imagen y el sonido.
Mis felicitaciones! Tanto al dúo como al Salta!

No dejen de ver el video! vale la pena y más!



lunes, 19 de septiembre de 2011

Leyenda del volador de Flores

Señor/a lector/a, a continuación usted podrá leer un segmento extraído del libro "Crónicas del Ángel Gris" de Alejando Dolina, no sin antes advertirle que en sus manos (o mejor dicho en sus ojos) queda el destino de un tal Luciano.
Estas humildes líneas introductorias eximen al suscriptor de este blog de toda responsabilidad, ya que la lectura de la leyenda que se expone a continuación podría tener consecuencias mortales; el mismo acto de lectura podría ser, aunque usted no lo crea, providencia divina. Por ello, por favor, hágase cargo de las consecuencias que acarrea.
Que lo disfruten!

Casi todos los hombres sensibles de Flores conocían a Luciano, el volador. Sabía atender un puesto de diarios en la esquina de Boyacá y la avenida. Sus apologistas pretenden que levantaba quiniela, hecho que no le consta para nada al compilador de estas historias. Por lo demás, a través de todos los mitos de Flores, parece constante el afán de enaltecer el recuerdo de los héroes, atribuyéndoles actividades relacionadas con el juego. Si es verdad lo que se cuenta, Luciano volaba. Sus escasas fotografías nos lo muestran liviano y magro, aunque carente de alas. Una de ellas, que suele utilizarse como prueba de su don, lo registra al costado derecho de un grupo numeroso y sus pies aparecen en el aire, a una cuarta escasa del suelo. Los escépticos atribuyen este efecto a un truco fotográfico o bien a un pequeño salto oportuno.
Sin embargo, la tradición oral de Flores insiste en recordar los vuelos de Luciano. Los más viejos aseguran que, cuando niño, descolgaba los barriletes que se enredaban en los árboles y recobraba las pelotas que caín en los techos del vecindario. Ya mayor, prefirió siempre los vuelos nocturnos. Parece que el cielo sostiene mejor de noche y no se corre el riesgo de llamar la atención de los papanatas.
Excepción hecha de los días de lluvia o de granizo, Luciano prescindía de los colectivos y taxímetros. Un viajecito al centro le insumía apenas diez minutos. Solía aterrizar en las terrazas solitarias y bajar por los ascensores para evitar el escándalo. Siendo volador, Luciano era discreto. Conoció -eso cuentan- el secreto de todos los campanarios de Flores, se cruzó mil veces con las brujas desnudas que sobrevuelan Belgrano y se saludó con los ángeles ociosos que se dejan llevar por los vientos.
Sus enemigos lo acusaban de robar higos y triciclos, para no hablar de las lamparitas del alumbrado público. Los aviones le producían terror, desde un día en que paseando por El Palomar, un pardo Avro Lincoln casi le arranca la cabeza.
Manuel Mandeb ha sido el principal proveedor de anécdotas de Luciano. El pensador árabe cuenta -por ejemplo- las desagradables consecuencias que padeció a causa de su ignorancia del uso de la brújula y la posición de los astros.
Así nos refiere que una noche que volaba hacia el estadio de Vélez Sársfield con la ladina intención de colarse, equivocó el camino y descubrió las fuentes mismas del río Matanza. Encontró allí -sostiene Mandeb- grandes poblaciones lacustres, semejantes a las que cundieron en Suiza hace milenios. Tomándolo por un dios, los inocentes pobladores lo agasajaron, le dieron a beber hidromiel, le cedieron a una joven más o menos doncella y le obsequiaron una yunta de gallinas y un florero, único de estos objetos que aún se conserva.
Estos cuentos son muy sospechosos. Sospechosa también es la historia que ubica a Luciano siguiendo una bandada de golondrinas hasta los trópicos o aquella que hace referencia a la lucha con un cóndor bataraz. Cuando comenzaron las calamidades en el barrio de Flores, Luciano decidió partir. Las palomas azules con sus plumas de acero coparon el cielo de la barriada y el volador sintió miedo. Manuel Mandeb insiste en que antes de irse para siempre, Luciano le contó el secreto de su increíble destreza. Dice Mandeb que un mago extranjero le concedió el don del vuelo, pero le hizo la siguiente prevención: "Volarás, Luciano, pero cuida que quienes lo sepan no escriban nunca tu historia. Cuando alguien la lea, tu poder cesará definitivamente". Esto explica que las hazañas de Luciano sólo se hayan transmitido en forma oral. Ninguno de los literatos de Luciano lo menciona jamás. Gracias a ello Luciano habrá seguido volando hasta el día de hoy, lector impío, en que tus ojos curiosos acaban de desbarrancarlo para siempre.

lunes, 5 de septiembre de 2011

A solas con Aznar


El pasado viernes, fuimos con mi hermana a ver el recital de Pedro Aznar, en el cual presentaba su último disco "A solas con el mundo", y si bien ya habíamos estado en el mismo show en Azul, vimos un recital totalmente diferente.
La experiencia fue increíble, y hasta me atrevería a decir que fue el mejor recital que vi en mi vida.
Rock, Folclore, canciones en inglés y en español, uno no deja de sentir en cada segundo que está ante un genio de la música, y ante, obviamente una prodigiosa voz!
El final del show fue increíble, después de haber cantado con todo el público una preciosa baguala, y después del merecido aplauso de pie que Aznar se ganó, volvió con su guitarra acústica y sin conectarla (incluso sin ningún micrófono) se sentó en el borde del escenario, a metros de la quinta fila donde estábamos nosotros, e interpretó un precioso tema de John Lennon, "Love".
Como condimento especial, mi hermana Andrea y yo agarramos la púa con la que Pedro tocó esa noche. No podía haber terminado todo de mejor manera.


Al borde del escenario


Mi hermana, la púa y yo

Romance de la luna tucumana (zamba)

Love